“Es una pena que no dejaran un manual de instrucciones para
llegar al pleno entendimiento de su simbólica, pero tenían obligación de
guardar silencio y nada quedó por escrito”, afirma Ayestarán.
Se puede visitar únicamente San Bartolomé o, de forma conjunta, con Santa Marina, ya que ambas se
complementan en los simbólico y en lo espiritual. Reconocemos en ellas elementos ornamentales compartidos, así los canecillos o claves de bóveda de
Santa Marina se observan en San Bartolomé con modificaciones mínimas,
exhibiendo una cierta continuidad a pesar de las diferencias apreciables. Ambas iglesias transmiten un mensaje dual: exhiben formas geométricas y animales, combinadas con decenas
de rostros abominables, rasgos deformados o burlones, decididas a representar
las pasiones desenfrenadas; al tiempo que también ofrecen un mensaje claro y luminoso, como el brioso caballo que preside el ábside de San Bartolomé. o algunos bellos rostros expuestos hacia la luz.
Las visitas se ofrecerán a lo largo del año con los institutos de la zona,
ya que “Los niños y jóvenes tienen
derecho a conocer esa espiritualidad propia
de la edad media, alejada de los incipientes núcleos poblacionales, y
cuya complejidad sorprende a poco que nos iniciemos en su comprensión”.

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